Al Hon. Coronel (Ret.) Seamus Patrick Talling
Talling Manor House
Lismachugh
(Tipperary)
Respetado Señor:
Debo suplicar su indulgencia por no haberle escrito antes pero tanto la dureza del viaje como la excitación que me embarga han hecho que me demore inexcusablemente en mi deber de tenerle al corriente de los hechos y avatares que jalonan mi carrera militar.
Al escribir estas líneas no he recibido todavía el bautismo de fuego aunque mi confianza en que no le defraudaré ni a usted ni a nuestro apellido se mantiene férrea como el acero.
Creo que le complacerá saber que luzco las dragonas de la Compañía Ligera. Conozco las exigencias que se requieren en un oficial de este tipo de unidades y puedo asegurarle que me esfuerzo tanto como puedo en la instrucción, y en el estudio de la teoría, para estar a la altura de mis deberes.
No puedo decir que la vida militar, o más exactamente la parte de ella que conozco, me haya defraudado en lo más mínimo si bien no olvido sus consejos sobre lo concerniente a la vida en campaña, independientemente de que se haya entrado en combate o no. He oído de varios veteranos, y ello refuerza sus argumentos, lo terriblemente penoso que resulta marchar por donde ni siquiera hay caminos, bajo intensas lluvias, azotado por la ventisca o abrasado por el calor.
El jefe del Batallón es el Honorable Hugh Gough de Woodstown, Limerick, que le envía un afectuoso saludo. Es un bravo soldado y un líder muy respetado que ha cimentado su reputación en el Cabo de Buena Esperanza y en las Indias Occidentales. Los veteranos hablan muy bien de él y de su capacidad para el mando.
Mi superior inmediato es el capitán Duncan Edwards de Garristown, Dublín, un hombre cuya carrera se asemeja bastante a la de usted pues ha promocionado desde la tropa. Se le ve seguro de sí mismo y lo bastante capaz de soportar el peso de su responsabilidad, cualidades que usted siempre ha considerado como básicas en un auténtico oficial.
Creo que le será muy grato saber que el batallón cuenta con un capellán de la Iglesia Católica. El padre Eustace Fennessy de Mullaghbrack, Armagh, es un hombre muy pintoresco que ha abandonado la comodidad del hogar para ir en pos de los hombres a los que bautizó de niños. Creo que le gustaría conocerle pues, aparte de usted, es el mayor entendido en brandy que he conocido jamás.
Cuento ya con algunas amistades en el batallón aunque la que tengo en mayor estima es la del primer ayudante de cirujano Rafael Tarín, un español que ha servido en la Marina yanqui y de quien estoy tomando lecciones sobre la lengua de Cervantes.
No puedo terminar sin hacer mención a uno de mis compañeros de viaje quien, durante el mismo, me ha hecho ver la importancia del manejo del mosquete. El sargento Reginald "Red" Redding pertenece a esa categoría de hombres que, para usted, constituye la diferencia entre huir a la desbandada o permanecer en su puesto cuando los oficiales han caído.
Excuso decirle que me hago la solemne promesa de escribirle más a menudo. Dele mi más cariñoso testimonio de afecto a mi madre y dígale que no desespere pues el buen Dios querrá que en una próxima Navidad estemos todos juntos en Talling Manor como cuando éramos niños.
Suyo respetuoso:
Ian Talling
Segundo Teniente
Compañía Ligera. Segundo Batallón/87 Regimiento Irlandés de Infantería
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