Si en el Ejército Británico la vía más habitual de promoción es la compra y venta de nombramientos, lo que implica que a menudo accedan a puestos de responsabilidad individuos de dudosa capacitación pero con posibles económicos, en la Armada Real, por el contrario, las promociones están sujetas a un riguroso proceso y el ascenso a la antigüedad en el escalafón.
Así, la andadura de un individuo que aspire a hacer carrera como oficial naval se iniciará cuando, a los doce años, entre a formar parte del rol de un navío como joven caballero voluntario o como sirviente del capitán (en este último caso priman las conexiones sociales).
Durante seis años el aspirante deberá servir ininterrumpidamente en el mar aprendiendo tanto las artes de la navegación como las militares, amén de matemáticas y física. A los dieciocho o diecinueve años, y siendo ya guardiamarina (midshipman), que es un rango intermedio entre oficial y suboficial aunque con la categoría del primero, puede entrar en la lista para examinarse para teniente (lieutenant).
Si consigue el nombramiento de teniente tras un intento fallido, es decir a los veinte o veintiún años, se iniciará una lenta y, a menudo, ingrata singladura por el Servicio Naval y donde no siempre primarán los méritos propios en tanto en cuanto las relaciones sociales y aún políticas juegan un papel de primer orden.
De este modo, y si nuestro oficial es hombre afortunado, podrá haber obtenido plaza como tercer oficial de una fragata. Así, y sobreviviendo a siete u ocho años de guerra en el mar, en los que no han de faltar presas sustanciosas y acciones heroicas, incluyendo algún puesto más elevado al suyo por necesidades del Servicio (muerte de los titulares o mando de presas) como capitán en funciones (acting captain), el hombre estará en condiciones de ascender nuevamente.
Las mermas de las filas por la guerra, naufragios y enfermedades, así como su hoja de servicios y ciertas amistades en el Almirantazgo permitirán convertir a nuestro oficial en capitán con puesto (post captain) al mando de una fragata tres o cuatro años más tarde. A partir de aquí solamente ascenderá ya por antigüedad rigurosa hasta los rangos más elevados (contralmirante, vicealmirante y almirante).
Podrá tener una mala racha con la llegada de la Paz, pasarse seis o incluso siete años a media paga en tierra. Pero una nueva guerra le devolverá al mar, esta vez al mando de un navío de línea. Tendrá sobradas ocasiones de destacar y aún podrá mandar un escuadrón como comodoro (que es un puesto temporal y no un rango) antes de que, nueve años después, se convierta en contralmirante de la Escuadra Azul (hay tres escuadras en la Armada Real: la Roja, la Blanca y la Azul identificadas por sus pabellones).
Luego volverá la Paz y regresará a la media paga aunque las presas obtenidas durante tantos años le han convertido si no en un hombre rico sí, al menos, acomodado. No volverá nunca más al mar y se retirará como contralmirante a los sesenta y un años.
¡Anda! La historia de jack Aubrey. Se nota que te gusta O´Brian :)
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog y ya me he hecho seguidor. Muy interesante.
ResponderEliminarTe invito a visitar el mío dedicado al reinado de Carlos II:
www.reinadodecarlosii.blogspot.com
Un saludo.
Las lecturas de O´Brian parace que han calado....
ResponderEliminarPues sí. O'Brian y también C.S.Forester pues Hornblower es el decano de los Aubrey, Bolitho, Ramage y compañía.
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