Diario de Guerra del teniente Ian Talling (Entrada XVII)
Veintinueve de Mayo del Año de Nuestro Señor de 1809. Abrantes
Este es mi segundo día de maniobras con el batallón.
Aunque creo conocer mis deberes y todo cuanto atañe a la ciencia militar, y que está consignado en las Reglas y Regulaciones(…) de Sir David Dundas, es una obviedad que de nada sirve el conocimiento si no se pone en práctica en el campo.
Resulta bastante tediosos repetir una, y otra y otra vez las mismas órdenes aunque imagino que los hombres estarán tanto más hartos de ejecutar tantas veces los mismos movimientos, sobre todo en el caso de los veteranos que los conocen de sobras. No obstante, y debo inclinarme ante la experiencia, los mismos suboficiales insisten en la necesidad de la instrucción continuada pues evita que la tropa caiga en la abulia y la holgazanería, amén de que la precisión en la ejecución de las órdenes puede salvar la vida de cada uno de ellos y, por extensión, librar al batallón de su más que probable destrucción.
Debo reconocer que la visión del batallón formado es impresionante, sobre todo si se tiene en cuenta que las compañías no están completas. Desde mi posición en el ala izquierda puedo vislumbrar toda la línea que se extiende a mi derecha y es difícil distinguir los plumines blancos de la compañía de granaderos que cierra la línea en el extremo opuesto. Sin embargo no deja de sobrecoger mi ánimo el hecho de que lo que se me antoja tan grandioso no es más que un batallón, y no muy grande, que forma parte de un ejército tampoco demasiado grande si se le compara con cualquiera del que pueden poner en liza los franceses al otro lado de la frontera.
Trato de imaginar cómo será la visión que tendré del ejército enemigo el día que entre en combate. Mientras, las órdenes resuenan acompañadas de los correspondientes toques de tambor.
…Avancen en oblicuo
Variación derecha
Formen cuadro…
© Fernando J. Suárez
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