Catorce de Octubre de 1809
(Anno Domini). Fondeados cerca de
Ziguinchor
Hoy hemos finalmente
fondeado después de remontar el río Casamance.
Hay que reconocer la
pericia de Fernándes y de sus marineros pues la corriente, al parecer, está
plagada de bajíos, de recodos y de falsas salidas que pueden acabar con el
barco embarrancado entre los manglares que la bordean.
El intenso olor a podrido
de la vegetación que se descompone, la humedad, el calor y los peculiares
sonidos de la selva componen lo más parecido que se me antoja al Infierno. En
las riberas pueden verse a los lugareños dedicados a sus menesteres y rápidas
canoas se deslizan por la pesada y aceitosa superficie saludándonos con
entusiasmo.
Me resultaba extraño
verles tan felices a nuestro paso pues me cuesta creer que no sepan a qué
venimos. Por el contrario, acercan las canoas lo bastante para arrojarnos
extrañas frutas. No hubiera dado crédito a lo que estaba contemplando si, una
vez más, el primer oficial Barlow no hubiese acudido a satisfacer mi
curiosidad.
Según parece los
habitantes de esta zona pertenecen al pueblo de los wolof cuya principal ocupación es la caza de esclavos en el
interior. De este modo es fácil comprender que celebren tanto la llegada de los
barcos negreros que, al fin y al cabo, suponen su prosperidad aún a costa del
sufrimiento de sus hermanos de raza.
He podido, al fin, cambiar
impresiones con Partridge que sigue obsesionado con escapar y que ha insistido
en ello señalando algunas de las embarcaciones que se ven fondeadas en los
muelles.
No estamos, desde luego, en el mejor momento
para fugarnos y creo que he logrado hacérselo comprender pues no tendríamos
adonde ir. Aunque robásemos un bote tendríamos que llegar al mar y sortear Dios
sabe cuantos peligros antes de llegar a Gorée, que está en manos británicas tal
y como nos dijera Barlow.
Y si, por el contrario,
tratásemos de huir por tierra estoy seguro de que seríamos presa fácil de los wolof o de las tribus del interior que
nos harían pedazos tan pronto nos vieran aparecer pues dudo que hicieran
distinciones tratándose de hombres blancos.
Me duele tremendamente ver
cómo un hombre joven, valeroso y decidido debe continuar sometido a su triste
situación mas, en nuestras circunstancias, debemos aguardar una ocasión lo
bastante propicia. Mas, a pesar de todo, aunque he querido conocer cual es el plan
que había trazado para procurar nuestra liberación, y la captura del Portobelho, durante la travesía no he
obtenido más que un persistente silencio y su afirmación de que él, como
capitán de la Succes, tiene la
responsabilidad última sobre cuantos en ella hemos navegado.
He podido, también, hablar
siquiera brevemente con Figgis. Le he preguntado acerca del plan de Partridge
mas, en este particular, no he obtenido fruto pues el contramaestre se muestra
tan ignorante como yo.
Sobre nuestra antigua
tripulación me ha confirmado que, en las actuales circunstancias, solamente
puede responder de Sánchez, Brown y en menor medida del portugués Días. En
cuanto a Tucker, el yanqui, no está seguro pues su actitud de hostilidad hacia
la Armada por reclutarle a la fuerza se ha reforzado al juntarse a bordo con
varios de sus paisanos, alguno de los cuales ha sufrido también los estragos de
las rondas de enganche o los abordajes indiscriminados que realizan nuestros
buques en los barcos norteamericanos.
Ahora, mientras acabo
estas líneas y observo cómo Messervy trata de dormir con su preciado
portadocumentos a guisa de almohada, el suave golpeteo del casco de las canoas contra
la tablazón del pantalán que se erige en un meandro donde hemos amarrado,
acompañado de las canciones y los gritos de los marineros, parece devolverme a
las noches en los campamentos cuando los efectos del brandy se dejaban sentir y
las risas se volvían estruendo en compañía del teniente Tarín y del padre
Fennessy.
Solo Dios sabe cuanto añoro todo aquello y,
por mi vida, que hubiera preferido mil veces caer en Talavera si no con honor
al menos con dignidad antes de languidecer en un lugar como este y en compañía
de la hez de los puertos del Atlántico.
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