Veintitrés de Octubre de
1809 (Anno Domini). Fondeados cerca
de Ziguinchor
Hoy he podido, al fin,
averiguar qué es lo que inquieta tanto a la gente del Portobelho desde que ayer anunciaran su descubrimiento los vigias a
la entrada del meandro.
Y la perspectiva no es
halagüeña en absoluto sino, más bien, como dijo una vez Federico el Grande, ninguna situación es tan grave que no sea
susceptible de empeorar.
Parece ser, tal como he
logrado que Barlow me relate, Klaas Van Deventer es un capitán esclavista
holandés que en otro tiempo fue socio de Fernándes hasta que, hace tres años,
éste liquidó la sociedad llevándose el Portobelho
cargado hasta las bordas (incluso se deshizo de los cañones) en una arriesgada
travesía hasta Brasil mientras que el
holandés se quedaba amarrado en Río Pongo con más de la mitad de su tripulación
atacada por las fiebres.
Desde entonces Van Deventer había convertido
la vida de Fernándes en una constante pesadilla pues no habían faltado los
intentos de aquél de acabar con el traicionero portugués. El último, tal como
lo narraba Barlow, a punto estuvo de terminar con el Portobelho hecho astillas pues en el viaje regreso desde La Habana
el año siete (1807), el barco de Van Deventer, el Gelderland, les salió al paso a la altura de las Bermudas y
solamente el hecho de que el barco del portugués fuese más rápido evitó lo
peor.
Mas, en los últimos meses
la tranquilidad había vuelto a la vida de Fernándes toda vez que le habían asegurado
(al parecer en el universo de los negreros se conoce todo el mundo) que el Gelderland estaba ejerciendo como
corsario por cuenta de Francia en el Índico.

Y ya he consignado que la
situación puede empeorar pues el Gelderland
es un Indiaman[1]es
decir, que es bastante más grande que el Portobelho
y cuenta, por tanto, con aproximadamente el doble de tripulantes y, también, de
cañones.

Esta es, a grandes rasgos,
la amenaza que en estos momentos se encuentra fondeada en Ziguinchor. Ignoro,
creo que Barlow también, si ha llegado hasta aquí siguiendo nuestra derrota o
si, por el contrario, ha venido solamente a cargar esclavos. Solamente una cosa
parece segura: tan pronto como regrese Fernándes y llenemos los sollados
levaremos anclas y saldremos de aquí como almas en pena pues, en estos
momentos, estamos atrapados en una ratonera y si un barco se sitúa en la boca
del meandro nos podrá hacer pedazos a placer.
[1]
Barco mercante de la época, muy empleado en las rutas a las Indias por su
gran velocidad y tonelaje